En muchas de las fotografías tomadas por los misioneros se presentan a los indígenas como tipos sociales de acuerdo con la etnia a la que pertenecen y al lugar en el que están ubicados. Siguiendo la tradición visual de la pintura costumbrista, sus costumbres son escenificadas mostrando sus particularidades y estableciendo una gran distancia frente a ellas (el misionero captaba con imágenes lo que consideraba rarezas), distancia que se suma a la que los misioneros establecen con respecto al paisaje y que se reitera con la insistencia en las penurias del viaje. En términos generales, las imágenes de estilo costumbrista se presentan en espacios abiertos que tienen como escenario la naturaleza y en ellas se resaltan todas aquellas costumbres, actitudes corporales, prácticas, formas de vestir o fisonomías que diferenciaban a los indígenas de la autoproclamada sociedad civilizada.

 

La gran variedad de imágenes que guardan cierta relación con el género costumbrista servía para recalcar la diferencia entre los misioneros que ejercían su labor en diferentes latitudes como representantes de la sociedad civilizada y los indígenas, además de legitimar la acción misional en tanto esta pretendía sacar a los indígenas del supuesto salvajismo y traerlos a la civilización. Adicionalmente, buscaba desestimar cualquier alegato que los indígenas pudieran adelantar en contra de la labor misional.